El ácido acético es una sustancia cuya existencia y propiedades, se conocen desde hace un muy largo tiempo. Hablamos por ejemplo, del tiempo de los antiguos egipcios. Quienes conocían y usaban el ácido en la forma de vinagre. Por supuesto, en aquél entonces, la producción de ácido acético era muy precaria y artesanal. Casi totalmente espontánea y natural. Hoy se lo produce en cantidades industriales y en condiciones altamente controladas.
Con el transcurso del tiempo, los modos de producir el ácido acético se han ido refinando. Y, por supuesto, perfeccionando. Desde su muy limitada y arcaica fabricación, hasta el presente. Mucho han cambiado los procesos de elaboración del ácido acético. En el día de hoy, se le fabrica sintética y naturalmente. En grandes laboratorios con equipos de muy alta eficiencia. El volumen actual de su producción gira alrededor de los cinco millones de toneladas por año.
El ácido acético
Ácido acético o por su fórmula química CH3COOH, es un compuesto orgánico levemente ácido. Es el componente fundamental del vinagre. En su forma líquida, el ácido acético es cristalino y viscoso. En estado sólido (ácido acético glacial), el ácido es blanquecino y de apariencia vidriosa. Ácido acético es la denominación usual para identificar a esta sustancia. Técnicamente, se conoce como ácido metilcarboxílico y también como ácido etanóico.
Por lo general, todos lo conocemos en relación con su aplicación o uso, en el ámbito doméstico. En cada hogar se le conoce como vinagre y es empleado como conservante de alimentos y para aderezar diversas comidas. En este contexto, se presenta diluido en agua con una proporción entre el 3% y el 5%. Si tuviese unas proporciones de concentración más altas, se convertiría en un riesgo para la salud y la vida.
¿Cómo se fabrica el ácido acético?
El ácido acético se ha producido por medio de múltiples y diversos procedimientos. El método más antiguo es el de la fermentación del etanol, hoy ha sido sustituido por procedimientos más eficientes. Ese método se preserva, solamente, en la industria del vinagre el cual es producido, específicamente, con propósitos alimenticios. Otro método tradicional es la destilación por madera, que deriva en metanol, aún se emplea en algunas regiones de Europa.
Fermentación oxidativa
Durante la mayor parte de su historia, el ácido acético fue producido por la acción de fermentación con bacterias aeróbicas. En presencia de oxígeno, dichas bacterias producen vinagre a partir, como ya comentábamos, de una dilución alcohólica. Algunas materias comunes eran la sidra, el vino, cereal fermentado, malta, o el arroz.
No obstante, tras el desarrollo de nuevos equipamientos, instrumentos y técnicas, se llegó al procedimiento aplicado en nuestros días. A nivel industrial, el método de producción predominante hoy es el método llamado carbonilación de metanol. Este consiste en la combinación y reacción de monóxido de carbono (CO2) con metanol (CH3OH). Más de la tercera parte de la capacidad industrial existente en el mundo opera ya con esta técnica.
La elaboración natural o biológica del ácido debe hacerse, tras un acuerdo mundial, por el antiguo método de fermentación bacteriana. Este ácido está destinado a la producción de vinagre, alcanza el 10% del total de la producción del ácido acético. Mientras, alrededor del 75 % del ácido acético obtenido por la industria química es producido por carbonilación del metanol.
En qué consiste la carbonilación del etanol
Como comentamos, la mayor parte del ácido acético se produce por carbonilación del metanol. Este proceso de producción del ácido acético, se efectúa mediante una reacción desarrollada entre el metanol y el monóxido de carbono. Además, en el proceso se incorpora catalizadores basados en yodo/cobalto actuando como intermediario o reactivo. Este método se fue afianzando dado que tanto el CO2 como el CH3OH, son materia prima de bajo costo.
De los 5 millones de toneladas anuales del ácido acético, al menos el 50% es producido en los Estados Unidos. En contraste, la producción europea se acerca al millón de toneladas y es cada vez menor. En el Japón se produce tres cuartos de tonelada al año y se recicla cerca de 1,5 millones de toneladas.